Educación: la comunicación de sí mismo

Diálogo con Pedro Morandé.

Hay algo no estandarizable en la educación.

Ante el actual problema de la educación, y la discusión acerca de una educación de calidad; Pedro Morandé, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la PUC, partiendo del Marco para la Buena Enseñanza del MINEDUC y de los documentos Emergencia Educativa del Papa Benedicto XVI, nos ayuda comprender a qué se refiere “calidad” en estos dos casos.

“Si ustedes comparan estos dos documentos, los dos hablan de calidad, pero en términos completamente distintos; no necesariamente contradictorios, sino distintos y es bueno clarificar cuál es el punto de vista desde el cual habla cada uno.”
“...El documento del Papa desde el punto de vista sapiencial; dice una cosa exactamente diferente a esto, él dice: “A diferencia de lo que sucede en el campo técnico o económico, donde los progresos actuales pueden sumarse a los del pasado, en el ámbito de la formación y del crecimiento moral de las personas no existe esa misma posibilidad de acumulación, porque la libertad del hombre siempre es nueva y, por tanto, cada persona y cada generación debe tomar de nuevo, personalmente, sus decisiones”, es decir, ya de entrada nos dice que no podemos usar como vara la homogenización del rendimiento, sino educar la libertad de las distintas generaciones, para que tomen de nuevo sus propias decisiones, sea que asuman una herencia del pasado, sea que creen algunas cosas. Después dice cuáles serían los requisitos comunes para una auténtica educación y menciona lo siguiente: “Ante todo, necesita la cercanía y la confianza que nacen del amor (…) todo verdadero educador sabe que para educar debe dar algo de sí mismo”. En el fondo, lo que preocupa es cada persona; felizmente –y gracias a Dios-, el amor no es estandarizable, no lo podemos medir con números y homogenizar diciendo: yo amo cinco o diez a esta persona. El amor, justamente, es la sin medida, es la gratuidad, lo que no se deja estandarizar y entonces, desde el punto de vista sapiencial, aparece cada persona –tanto el profesor como cada uno de los alumnos-, como alguien único, que tiene su propia vocación y que merece ser amado por sí mismo, porque Dios lo ama. Cada persona es un proyecto en sí mismo, no es el proyecto nacional del sistema de educación, cada persona es un proyecto y la única manera de acercarse a esa persona, es a través del don de sí mismo”.
“...El Marco para la Buena Enseñanza habla desde el horizonte tecnológico, es decir, cómo garantizamos procedimientos y métodos para que la educación sea más o menos la misma para todos. Cuando hablamos de calidad en el sentido tecnológico, hablamos fundamentalmente de rendimiento escolar; rendimiento en relación o en comparación con los rendimientos de otros. No está diseñado el sistema para medir el aprendizaje de un determinado estudiante y cómo ese aprendizaje le ha transformado la vida".

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