ICARO Julio

¡¡Necesitamos una sola cosa: todo!!

Esta afirmación de Roberto Benigni en su película “El tigre y la nieve” expresa la necesidad que nos constituye y que, en estos días, se manifiesta de tantas maneras disímiles. Lo que está, en el fondo, de las manifestaciones y paros que se viven en nuestras universidades es esta necesidad de algo totalizante, que logre responder a este deseo que somos. Sin embargo, vemos que la respuesta violenta y reactiva de algunos de nuestros compañeros no es proporcional al deseo del cual nace. Tanto es así, que uno sigue esperando una respuesta que logre satisfacer este deseo de justicia, de bien, de belleza en cada cosa que vivimos. De hecho, ahora tenemos que volver a estudiar.
Es más, es triste ver cómo precisamente en la universidad se ha perdido, en último término, la confianza en la razón. Y es como si la propuesta que se nos hace radicara siempre más en la fuerza que en la razón. Así se intenta imponer violentamente lo que se ha determinado como bueno y necesario con poca apertura a lo que el otro es y piensa. Pero la Universidad se ha caracterizado desde siempre por ser el lugar donde se secunda este deseo de conocer la realidad junto a otros, que por muy
distintos y diversos que sean en ideas políticas, temperamento o incluso físicamente, poseen el mismo deseo.
Como dice el papa Benedicto XVI en su frustrado discurso en la Universidad La Sapienza en Roma “Creo que se puede decir que el verdadero e íntimo origen de la Universidad está en el afán de conocimiento, que es propio del hombre. Quiere saber qué es todo lo que le rodea. Quiere la verdad.”
Juan de Dios Vial Correa decía: “se ha perdido la esperanza de que el conocimiento, el trabajo que hace la inteligencia en busca de la verdad, sea un camino hacia la libertad y la plenitud del hombre”. Porque, en el fondo, la violencia nace de un idea preconcebida que te impide, en último
término, conocer algo que no sabes y, en segundo término, lo que crees saber ya de algo que no sabes es simplemente lo que piensan los demás, ni siquiera es una idea original tuya. Y lo que está en juego en esta aventura del conocimiento no son ideas o teorías abstractas; se trata nada menos que de nuestro propio yo. Es necesario volver a retomar esta lucha que implica no separar la razón de la experiencia. Como decía Guitton: “razonable es quien somete la razón
a la experiencia”… Y por más manifestaciones, paros, violencia que haya yo todavía lo necesito todo y no me puedo quedar tranquilo hasta que encuentre algo que pueda, realmente, contestar de manera total a lo que soy.

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